domingo, 20 de enero de 2013

La historia de "Tankogrado", la ciudad secreta de Stalin

Gran parte del éxito cosechado por el Ejército Rojo en numerosas batallas de la Segunda Guerra Mundial está ligado a Cherliábinsk, una ciudad escondida en el corazón de los Montes Urales y prácticamente desconocida para los occidentales.

Así, mientras el Ejército Rojo luchaba contra la invasión nazi, más de 40.000 obreros trabajaban en esta ciudad para construir los vehículos acorazados con los que sus soldados luchaban contra el enemigo. 

Tal y como podemos leer en el blog «Historias inútiles», a finales de los años 20 esta ciudad, por la que discurre el ferrocarril Transiberiano, fue escogida para acoger una gran fábrica de tractores que generó un gran crecimiento en la localidad.

Aprovechando las industrias ya existentes, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial el gobierno soviético decidió construir unas enormes instalaciones para la producción de armamento, entre ellos los modelos de tanque KV-1 y T-34 y los lanzadores de cohetes “Katyusha”. Debido a ello, Cherliábinsk se ganó muy pronto el apelativo popular de “Tankogrado”, la ciudad de los tanques.
Según algunos historiadores, el papel de esta desconocida ciudad fue crucial para el desarrollo de la guerra, ya que su industria fue uno de los principales responsables de que la URSS adquiriera una capacidad de combate gigantesca a través de los carros de combate. Lennart Samuelson, experto en la historia de esta localidad, asegura que en 1942 produjo más de 3.600 tanques.

El aura de misterio de Cherliábinsk se vio incrementada a partir de los años 40, cuando el gobierno soviético comenzó a desarrollar investigaciones nucleares secretas en la zona, en las instalaciones de Chelyabinsk-70. Además, un grave accidente nuclear ocurrido en 1957 a unos 150 kilómetros al noroeste de la ciudad causó un número indeterminado de muertes en la región y provocó el cierre de la provincia a los extranjeros hasta 1992. A consecuencia de ello, el aura de ciudad secreta soviética de “Tankogrado” aumentó hasta límites insospechados.

sábado, 19 de enero de 2013

lunes, 14 de enero de 2013

Cita con la historia

"Ingrata patria, no eres digna de poseer mis huesos".

Escipión, el Africano (234 a.C.- 183 a.C.)


CIta con la historia bélica

"Libremos a Roma de este pobre viejo que tanto le causa miedo".

Aníbal, (Cartago 247 a.C-183 a.C.).


Es el más importante general cartaginés. Era hijo de Almílcar Barca, a los nueve años su padre le hizo jurar odio eterno contra los romanos y, sin duda, cumplió su juramento. 

Después de llegar casi a las puertas de Roma y tras la victoria de Cannas –frase anterior- se retiró a Capua en espera de refuerzos, aunque algunos historiadores afirman que el verdadero motivo fueron los placeres que encontró en esta ciudad. La verdad es que escribió gran número de misivas al Senado cartaginés solicitando refuerzos y que éste respondió: "si no atacas Roma por miedo de perder, no necesitas refuerzos, y si vas a ganar: tampoco”. Finalmente, Cartago le envió un ejército de ayuda al mando de su hermano Almílcar, ejercito que fue vencido al poco de entrar en Italia y su hermano muerto. Ante estas nefastas noticias, Anibal perdió toda esperanza de apoyo y se decidió negociar con Roma una salida digna. Frustrada toda esperanza de diálogo, no tuvo más salida que plantar batalla, y en Zama fue derrotado por Escipión. 

Después de 35 años fuera de su país, Aníbal regresó a Cartago y nombrado magistrado. Organizó la hacienda, la vida pública y llevó a cabo algunas alianzas con reinos de Asia Menor. Temerosos los romanos de su nueva influencia, Roma solicito la entrega de Aníbal como rehén. Temeroso, huyó de Cartago y se refugió en la corte de Antíoco III (Siria). 

Se cuenta que una noche este rey reunió a cena, a Escipión y Aníbal, y dirigiéndose a éste último preguntó que según su criterio quienes habían sido los mejores generales de la historia: 
Aníbal: El primero Alejandro Magno, el segundo Pirro y el tercero, yo. 
Escipión exclamó: Eso sería si yo no te hubiera vencido. 
Aníbal: Si no me hubieras vencido, yo sería el primero. 

Consciente de que Roma no olvidaba, se refugió en Bitinia y poco después, cercano a los 90 años se suicido ingiriendo el veneno oculto en la caña de su bastón. Antes de morir cuentan que exclamó: “Libremos a Roma de este pobre viejo que tanto le causa miedo”. 

jueves, 10 de enero de 2013

Cita con la historia bélica

"Sabes vencer (Aníbal), pero no sabes aprovechar la victoria".

Maharbal, (general cartaginés, n?-m.202 a.C.).


domingo, 6 de enero de 2013