martes, 1 de enero de 2013

Operación "Bodenplatte": 1º de enero de 1945


La Operación "Bodenplatte" fue otra operación destinada al fracaso. El ambicioso plan de destruir la fuerza aérea táctica aliada en Europa Noroccidental, fue la última operación a gran escala de la Luftwaffe llevada a cabo por aviones con motor a pistón.
 
El 31 de diciembre de 1944 se recibió en los aeródromos de Alemania occidental la palabra clave “Hermann”. Era el nombre en clave para preparar el último ataque a gran escala a los aeródromos aliados de Holanda, Bélgica y Francia. El mensaje iba acompañado de unos números: “1.1.45”. Se había reunido una impresionante fuerza de 800 Me-109G y Fw-190. Muchos de ellos irían armados de una bomba de 250 kilos en misión de cazabombardero. Sus objetivos eran los aeródromos de Eindhoven, Volkel, Antwerp-Deurne y Le Culot. Al alba del 1º de enero de 1945 se alzaba al aire esta impresionante fuerza aérea, que podríamos decir que era la última fuerza de defensa aérea del Reich. Al igual que la ofensiva de las Ardenas “Wacht am Rhein” tuvo un éxito limitado. La fuerza aérea aliada fue cogida desprevenida en el suelo pero supo reaccionar de inmediato y las bajas alemanas fueron cuantiosas.

La única unidad alemana que completó con éxito su misión fue la JG/3 “Udet”. Su misión de atacar el aeródromo de Eindhoven fue un rotundo éxito: llego sobre él cuando en esos momentos se encontraba sobre la pista el 438º y 439º escuadrones de la RCAF, los cuales, dotados de Typhoon, estaban a punto de despegar en una misión de ataque a la zona de las Ardenas. Mediante pasadas bajas de ametrallamiento muchos de los Typhoon fueron destruidos en tierra. Según los testigos del aeródromo fue un ataque impecable y eficaz como nunca se había visto.


El Hawker Typhoon fue empleado como caza interceptor en el fiasco de Dieppe, donde demostró su poca fiabilidad en este cometido, pero demostró ser un gran aparato para el ataque al suelo. Capaz de portar casi 1 tonelada de explosivos bajo sus alas y armado de 4 cañones Hispano de 20mm, era un enemigo temible.
 

Los ataques a los otros aeródromos no fueron tan eficaces. El personal de tierra dijo en su informe posterior que los pilotos parecían novatos, las escuadrillas se estorbaban unas a otras en sus pasadas y sus ataques no fueron muy precisos, lo que facilitó que algunos aviones de caza pudieran despegar y responder al ataque.


Un Fw-190F-9 armado con una bomba en misión de ataque al suelo. Aparatos como este fueron los usados en "Bodenplatte".
 

En cifras podemos decir que los aliados perdieron más aparatos que los alemanes, pero éstos pudieron ser repuestos en apenas dos semanas. Los alemanes no pudieron reemplazar las pérdidas nunca. Fueron destruidos 144 aparatos aliados en el suelo y en el aire y 62 fueron tan dañados que no pudieron repararse. Por su parte los alemanes reconocieron 188 aviones perdidos junto a la mayor parte de sus pilotos. 127 de los aparatos alemanes fueron derribados sobre territorio controlado por los aliados y al ser examinados arrojaron las siguientes cifras:

- 41 derribados por acción de los cazas.

- 82 derribados por el fuego antiaéreo

- 16 estaban tan dañados que no pudieron esclarecerse las causas de su derribo.

El Spitfire Mk XIV, era simplemente un Mk VIII con motor Griffon con sobrealimentador. El avión tenía una característica poco común: además de disponer de 5 palas en la hélice, ésta giraba al revés que todos los demás Spitfire. Esto hizo que no pocos pilotos que volaran por primera vez en él se llevaran un enorme susto al encontrarse dando giros cerrados en el suelo cuando metían gases al acelerar para el despegue.
 

“Bodenplatte” fue el canto del cisne de la Luftwaffe, que al igual que todas las fuerzas armadas alemanas en el final de la segunda guerra mundial, se autosacrificó para mayor gloria del III Reich.

Esta operación fue realizada al unísono de la última ofensiva alemana en Occidente: “Nordwind”, un avance limitado hacia Estrasburgo, para eliminar el saliente aliado sobre el Mosa y el flanco sur del frente, debilitado por la contraofensiva aliada en las Ardenas. Si hubiera tenido éxito, la fuerza aérea táctica aliada en Europa hubiera quedado seriamente dañada y la Luftwaffe hubiera gozado de un respiro para dominar el espacio aéreo sobre Europa occidental.


El modelo G del Me-109 fue el último intento de mantener operativo este legendario caza.
Dotado de un cañón MG 108 de 30mm o de un MG 151 de 20mm que disparaba a través del eje de la hélice y 2 ametralladoras MG 17 de 7,7mm en las alas. También podía montar 2 góndolas bajo las alas portando un cañón de 20mm en cada una.

 
Resumen:
Al mismo tiempo que su última ofensiva terrestre se venía abajo ante la presión insoportable del poder aéreo táctico aliado, la Luftwaffe planeaba un asalto total contra 27 bases aéreas aliadas en Bélgica, Holanda y Francia. El objetivo de la Operación Bodenplatte (“Placa de fondo”) era acabar con la 
supremacía aérea de la fuerza de los cazas aliados y permitir a la debilitada Luftwaffe concentrar sus recursos en la amenaza que suponían los bombardeos estratégicos. Programada para la madrugada 
del día de Año Nuevo, el 1 de enero de 1945, era una apuesta desesperada que le iba a salir muy caro a la Luftwaffe. 
Un deficiente planeamiento, instrucciones inadecuadas, la escasez de pilotos con experiencia y una mala coordinación con la artillería antiaérea le costaron a la Luftwaffe un tercio de los 900 aviones que empleó en este ataque sorpresa a gran escala. Lo que es más importante es que más de 200 pilotos, entre los que se incluían casi 80 líderes y comandantes experimentados, no sobrevivieron al primer día del año 1945. La tercera parte de los aviones derribados lo fueron por la artillería antiaérea “amiga”, ya que hubo baterías a las que no se les informó de los planes de vuelo. En otros casos, el mal tiempo retrasó el despegue, con lo que los pilotos volaron sobre baterías que no los esperaban entonces, sino antes. 
Lo único que tenían a su favor los pilotos de la operación Bodenplatte era la sorpresa. Lo último que esperaban los aliados de una fuerza aérea que sabían que estaba contra las cuerdas era un ataque masivo, y menos aún en la madrugada del día de Año Nuevo. Algunos aeródromos aliados sufrieron daños cuantiosos, mientras que otros fueron atacados con poca eficacia por un pequeño número de cazabombarderos. Las fuerzas aéreas aliadas tardaron en reaccionar, pero pronto empezaron a realizar múltiples salidas para dificultar los ataques a baja cota y, en ocasiones, acabar por completo con ellos. 
Al terminar el día, los aliados habían perdido casi 500 aviones, la mayoría en el suelo, siendo el sector 
británico el que sufrió los mayores daños. Se trató de un golpe muy duro, pero todos los aviones destruidos fueron reemplazados en un par de semanas, mientras que las pérdidas alemanas, sobre 
todo en pilotos, eran irremplazables. A partir de este momento cayó sobre el ejército alemán todo el peso de las fuerzas aéreas tácticas aliadas, hasta el extremo de que resultaba imposible mover tropas o suministros en tierra sin atraer la atención, en forma de cohetes, bombas y balas, de los cazabombarderos que ocupaban libremente los cielos.







Fuente: http://mundosgm.com/index.php
Fuente:http://www.de1939a1945.bravepages.com/europeo/006bodenplatte.htm
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Operacion Nordwind

Durante la ofensiva de los franceses al lado del 6to Grupo de Ejercito del General Patch en el sur de Francia y Alemania, la 21 Panzer División y la 25 Panzergrenadier División quedaron cercadas en la ciudad de Colmar. Pese a que la contraofensiva de las Ardenas del 16 de diciembre no había dado el resultado esperado, el Alto Mando de la Wehrmacht intentó separar el Ejército del General Patch del Primer Ejército Francés y de paso permitir la salida de las fuerzas cercadas en la bolsa de Colmar. Para ello dispuso que la experimentada 6ta División de Montaña SS debía irrumpir a través de las planicies de Alsacia en dirección al sur. En esos momentos, la extracción de tropas estadounidenses para reforzar al Ejército de Patton en Las Ardenas favorecía una ofensiva en el sur con el debilitamiento del cerco de Colmar.

Las fuerzas Aliadas en el sur de Francia, si bien hicieron rápidos progresos habían sido detenidas por decisión de Eisenhower en el momento en que se inició la ofensiva alemana de las Ardenas. El 28 de diciembre, el retiro de unidades del Ejército de Patch por orden del General Devers para reforzar al 3er Ejército de Patton en las Ardenas puso en apuros al General de Lattre que vio comprometida las posiciones francesas y el cerco de un número importante de fuerzas alemanas. Por otro lado, la decisión de Devers echó también por tierra los planes del General Patch de continuar la ofensiva.



Durante los días 21 al 27 de diciembre, era evidente que la situación en las Ardenas estaba condenada al fracaso debido a que, por falta de combustible, las unidades Panzer no hacían progresos y la llegada a la costa belga era ya imposible. El Alto Mando de la Wehrmacht pensó que sólo les quedaba una posible jugada y ello era posible precisamente en el sur de Francia aprovechando la detención de la ofensiva Aliada y el traslado de tropas estadounidenses al norte.

La sugerencia de Von Rundstedt fue atacar el flanco sur del 3er Ejército de Patton o directamente al 6to Ejército de Patch, pero tal acción fue desestimada por el propio Von Rundstedt y Hitler al comprobar que era imposible conformar una fuerza suficiente para lograr un ataque exitoso. La única opción era intentar un golpe de mano con fuerzas reducidas para dividir a las fuerzas aliadas y liberar de paso a las unidades alemanas cercadas en Colmar. La operación fue llamada "Zanhartz" (zancudo) de manera tentativa.

La decisión final después de analizar dos posibles acciones propuestas por los generales von Rundstedt y Johannes Blaskowitz, fue utilizar una división Panzer y una división de infantería para abrir una brecha en las líneas estadounidenses en el valle del río Sarre. Simultáneamente cuatro divisiones de infantería atacarían desde Bitche a través del Vosges. La operación estaría al mando del Coronel General Blaskowitz quien contaría con dos divisiones Panzer de reserva para irrumpir en el lugar donde se abriera la brecha en las líneas estadounidenses.

Como era su costumbre, Hitler interfirió en los planes ordenando que las unidades de reserva se mantuvieran en Saarbrucken y desaprobó luego la solicitud de Blaskowitz de que unidades del Grupo de Ejércitos G efectuara ataques de apoyo para dispersar las defensas estadounidenses. Hitler también desaprobó retardar el ataque durante el tiempo pedido por Blaskowitz para aprestar a sus fuerzas, y como concesión prometió que el Grupo de Ejércitos Oberrhein lanzaría ataques de apoyo a la operación, al norte y sur de Estrasburgo, pero solamente después que el ataque a los largo del valle del río Sarre tuviera éxito. La fecha la fijó Hitler para el día 31 de diciembre de 1944 y llevaría el nombre de Operación Nordwind.





El General Max Simon del 13 Cuerpo de Ejército-SS aprestó la 17 División Panzergrenadier-SS "Gotz von Berlichingen", la 36 División Volksgrenadier, la 404 y la 410 Cuerpo de Artillería, la 20 Brigada Lanzacohetes, compañías blindadas con lanzallamas, dos batallones de artillería y uno de observación.

Los alemanes comenzaron el ataque durante las últimas horas del 31 de diciembre con el 13 Cuerpo Panzer-SS arremetiendo a través del valle del río Sarre en dirección al sur mientras dos cuerpos de ejército avanzarían en la misma dirección a través del los bosques de Vosges. Los primeros enfrentamientos con las defensas estadounidenses ocurrieron hacia la media noche después de pasada la sorpresa. Dos divisiones de infantería del ejército de Patch se encontraban muy bien atrincheradas en el valle del río Sarre. Unidades francesas de la 2da División Blindada se unieron a las divisiones 44, 100 y 63 y al mejorar el clima, la aviación aliada deteniendo el ataque alemán que sin embargo logró abrir brechas dispersas, pero al no contar con fuerzas de reserva y sin apoyo aéreo vio frustradas sus esperanzas. El día 4 de enero, el Alto Mando de la Wehrmacht resolvió detener el avance.

El segundo ataque fue lanzado en Bitche también a través de Vosges en dirección al sur. Esta vez los alemanes obtuvieron mejores resultados a partir de sus posiciones en la Línea Maginot que se encontraba en manos alemanas. Sin un ataque previo de artillería y con el cielo cubierto que impidió el despegue de la aviación aliada los defensores fueron sorprendidos. En los cuatro días siguientes el ataque penetró cerca de 20 kms en las líneas estadounidenses.



Los estadounidenses recibieron refuerzos conteniendo apenas el ataque alemán. La 6ta División de Montaña-SS "Nord" fue enviada a través de la brecha abierta durante el ataque. Los alemanes estaban acostumbrados a la lucha en la nieve pues recién habían sido retirados del frente en Finlandia, pero necesitaban ser relevados o al menos reforzados para poder mantener la continuidad del ataque. Eso no ocurrió el prometido ataque del Grupo de Ejércitos Oberrhein nunca fue autorizado. Por su parte el General Patch decidió enviar a la 103 División de Infantería para reemplazar a las fuerzas agotadas de la Fuerza de Tarea Herren estabilizándose el frente.

Durante seis días la 6ta División de Montaña-SS retuvo la población, soportando el embate de las fuerzas estadounidenses que trataron por todos los medios de recapturar la ciudad. Las bajas fueron enormes para ambas partes, pero los refuerzos nunca llegaron porque los caminos congelados impidieron el traslado de las unidades mecanizadas y carecieron de apoyo de unidades de zapadores. También el apoyo de la artillería alemana dejó mucho que desear. Definitivamente la Wehrmacht estaba desarticulada, los abastecimientos totalmente escasos y descoordinados y la falta de apoyo aéreo era evidente.

El ataque alemán no llegó a la cercada ciudad de Colmar y con ello quedaba sellado el fin de la Operación Nordwind con más fuerzas alemanas cercadas en las montañas de Vosges.




Fuente: http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/nordwind.html

lunes, 31 de diciembre de 2012

domingo, 30 de diciembre de 2012

Una historia de honor


La misión de bombardeo contra una fábrica de municiones alemana había sido un éxito, pero los intentos del piloto Charlie Brown para poder regresar a casa parecían condenados al fracaso.
Su bombardero B-17F había sido atacado por no menos de 15 aviones – dejando uno de sus tripulantes muerto y otros seis heridos; El Teniente 2º Brown quedó inconsciente pero recuperó el conocimiento justo a tiempo, cuando su avión comenzaba a entrar peligrosamente en picada.
Pero mientras trataba de regresar de la incursión en Bremen a la seguridad del territorio aliado después de la misión, el 20 de diciembre de 1943, el peligro no había terminado.
Brown pronto tuvo otra preocupación: un avión alemán volaba paralelo al suyo – tan cerca que el piloto estaba mirándolo directamente a los ojos y haciendo grandes gestos con sus manos, lo que sólo le causó más miedo a Brown.
El momento fue fugaz sin embargo, cuando el alemán saludó rápidamente al avión estadounidense – llamado ‘Ye Olde Pub’ – antes de alejarse, en momentos que uno de los tripulantes de Brown iba hacia la torreta superior para atacar a su enemigo.
Los bombarderos habían comenzado su ronda de 10 minutos de bombardeo a 27.300 pies bajo el fuego de cañones antiaéreos.
Incluso antes de haber lanzado su carga el B-17 de Brown recibió impactos que destrozaron la carlinga de plexiglás, el motor número dos se detuvo, estaba dañado el número cuatro y habían daños en los controles del avión. Estos desperfectos forzaron Brown a abandonar la formación de su escuadrilla.
Casi inmediatamente, el solitario B-17, se encontró bajo una serie de ataques de 12 a 15 aviones Bf-109 y FW-190.
En el asalto de diez minutos el motor número tres recibió impactos y los sistemas de oxígeno, hidráulicos y eléctricos fueron dañados.
Para completar el negro panorama los controles del avión apenas respondían.
Las 11 armas defensivas del bombardero se redujeron por el frío extremo a sólo los dos cañones de la torreta superior y una ametralladora de la nariz.
El artillero de cola estaba muerto y todos menos uno de los tripulantes en la parte trasera estaban incapacitados por heridas o por exposición al aire gélido.
El Teniente Brown tenía un fragmento de bala en su hombro derecho.
Este era el estado en que Stigler encontró al bombardero, provocando su notable acto de misericordia.
El New York Post detalla los intentos de Brown en los subsiguiente 40-años para saber por qué ese piloto alemán decidió ir en contra de las órdenes y no derribar al bombardero – lo que le permitió regresar y aterrizar el maltratado avión y pasar a vivir una vida plena y feliz después de la guerra.
El piloto alemán en cuestión fue Franz Stigler, un as de 26 años de edad que tenía 22 victorias en su haber – y que necesitaba sólo una más, para ser condecorado con la Cruz de Caballero.
Pero ese día, mientras su Messerschmitt Bf-109 se acercaba al avión estadounidense sintió que algo estaba mal – el avión enemigo no estaba atacándolo; de hecho, incluso sin que Brown lo supiera, su bombardero había perdido su compartimiento de la ametralladora de cola y una de las alas estaba gravemente dañada.
Cuando Stigler se acercó más, vio al artillero de cola cubierto en sangre y la parte exterior del avión había desaparecido. Y vio a los heridos, los aterrorizados estadounidenses dentro, tratando de ayudar a otros atendiendo a sus heridas.
Fue entonces cuando recordó las palabras de su comandante Teniente Gustav Roedel. ‘El honor lo es todo aquí’, le había dicho al joven Stigler antes de su primera misión.
Su superior agregó: ‘si alguna vez veo o escucho que usted atacó a un hombre lanzado en paracaídas, yo mismo le dispararé’.
‘Usted seguirá las reglas de la guerra por usted mismo – no por su enemigo. Hay que combatir bajo reglas para mantener la humanidad.’  Su brújula moral era más poderosa que su necesidad de gloria.
‘Para mí hubiera sido lo mismo que dispararle a un paracaídas, no podía hacerlo’, dijo más tarde Stigler.
Terminó escoltando al bombardero durante varias millas hacia afuera sobre el mar del Norte. Pero temía que si era visto volar tan cerca del enemigo sin atacarlo, él podría ser acusado – y sin duda sería culpable de traición.
Y cuando vio un emplazamiento alemán de artillería antiaérea a la vista, se dio cuenta de que tenía que tomar una decisión. En ese momento, el artillero estadounidense se preparaba para apuntar una ametralladora contra él.
Stigler tomó su decisión, saludó a su enemigo, movió los brazos indicándole que vuelen lejos de territorio alemán y se alejó.
El maltrecho B-17 logró cruzar las 250 millas del mar del Norte y aterrizó en el campo de Seething en Norfolk.
Tan pronto como aterrizó, Brown le contó a su comandante en jefe sobre el encuentro con el piloto alemán, pero le indicaron no decirle nada a nadie por temor a difundir historias positivas sobre enemigo alemán.
En 1987, más de 40 años después del incidente, Brown – quien todavía seguía traumatizado por los acontecimientos de ese día fatídico – comenzó a buscar al hombre que le salvó la vida a pesar de que no tener idea si su salvador estaba vivo, y mucho menos donde vivía el hombre en cuestión.
Brown pagó un anuncio en un boletín dedicado a pilotos de caza, diciendo sólo que estaba buscando al hombre ‘que salvó mi vida el 20 de diciembre de 1943′.
Stigler vio el anuncio en su casa en Vancouver, Canadá – donde se había residenciado después de la guerra – y los dos hombres se pusieron en contacto.
Es como conocer a un miembro de la familia, como a un hermano que no has visto en 40 años, dijo Brown en la primera reunión de los dos pilotos.
Stigler reveló cómo él había estado tratando de escoltarlo y que se retiró cuando temía que podía ser atacado. Le dijo a Brown que le hizo gestos con la mano en un intento de decirle que volara a Suecia.
Su historia, narrada en el libro ‘A Higher Call’, terminó en 2008, cuando los dos hombres murieron en un lapso de seis meses, Stigler a la edad de 92 años y Brown a los 87.
En sus obituarios, se recuerda que cada uno menciona al otro como su ‘especial hermano’.



Fuente: Blog de Exordio – La Segunda Guerra Mundial 

sábado, 29 de diciembre de 2012

Los Spitfires en Myanmar


Un equipo británico que se prepara para excavar en busca de un tesoro de aviones Spitfire de la Segunda Guerra Mundial en Myanmar, dijo el miércoles que será uno de los descubrimientos más fascinantes en la arqueología de aviación si los encuentran.
El equipo cree que podrían haber 36 de los famosos cazas británicos enterrados en cajas selladas hasta 10 metros por debajo del Aeropuerto Internacional de Rangún, un aeródromo en tiempos de guerra, con otros más en otros dos diferentes sitios en Myanmar.
Gran Bretaña, la antigua potencia colonial en la que entonces era Birmania, se sabe que enterró los aviones nuevos en 1945, por ser excedentes al llegar por vía marítima al final de la guerra.
La excavación, que empezará a principios de enero, ha despertado el interés de los historiadores militares y entusiastas de la aviación en el mundo.
Se cree que allí encontrarán al menos los últimos 50 Spitfires con capacidad para volar que quedan en el mundo y potencialmente las excavaciones podrían duplicar su número, si permanecen en condiciones originales.
"Testigos dicen que deben haber aproximadamente 36 enterrados en este lugar, aunque tenemos evidencia que podría haber más", dijo David Cundall, líder de proyecto, en una reunión informativa en el Imperial War Museum de Londres.
"Están enterrados a una profundidad de ocho a diez metros. No hay oxígeno allí, así que no creo que estén corroídos.
"Es como abrir una lata de frijoles de 67 años de edad: no va a ser de lo mejor, pero si tienes hambre, vas a comer."
Los líderes de la expedición admiten que todo el proyecto podría terminar siendo una "persecución del ganso salvaje", al no haber ninguna evidencia física que confirme la existencia de los raros Spitfire MK XIV.
Cundall, un agricultor y entusiasta de los aviones, ha estado persiguiendo los rumores de la existencia de los Spitfires ocultos durante 16 años.
Primero oyó la historia de boca de otro recuperador de aviones y después se reunieron a ocho testigos, incluyendo a soldados que cavaron los huecos y lugareños de Myanmar que cambiaron la madera de teca para sellar las cajas.
"Todos ellos señalaron el mismo lugar" y la misma forma del agujero, dijo.
En una exploración preliminar, se hizo una perforación que penetró en un cajón y se identificó una forma que podría ser la de un avión.
Los expertos determinaron que sin duda había algo metálico en el sitio y que lo que está debajo de la superficie no es algo natural.
"Realmente necesitamos excavar y ver lo que está allí", dijo Cundall.
La empresa bielorrusa de juegos de video Wargamenet está apoyando el proyecto, estimado en 1,6 millones de dólares.
La cuota de Cundall será de 30 por ciento de los aviones encontrados, sus agentes tendrán el 20 por ciento, mientras que el Gobierno de Myanmar mantendrá el 50 por ciento, según los acuerdos que se han firmado.
No se conoce el valor de los aviones, pero insistió que no están motivados por el dinero.
Todos los aviones que obtenga Cundall serán enviados de regreso a Gran Bretaña y esperemos que se restablezcan en perfectas condiciones a su condición original dentro de tres años. Dijo que a su entender los Spitfire de Myanmar se pondrán a la venta.
El arqueólogo líder, Andy Brockman, dijo que podría ser "uno de los más fascinantes descubrimientos en la arqueología de aviación", mientras que ayudaría a completar el cuadro histórico sobre la guerra en el sudeste asiático y por ello tienen el compromiso que Gran Bretaña está dispuesta a realizar.



Fuente: Listos para excavar en busca de los Spitfires en Myanmar — Blog de Exordio 

jueves, 27 de diciembre de 2012

CIta con la historia

"Cuando se pierde una batalla, sólo los que huyen pueden combatir en otra".

Demóstenes (general y orador, Atenas,384-Calauria,322 a.C.)