Captura del documental “Los soldados judíos de Hitler”.
Werner Goldberg, el “soldado alemán ideal”.
Este es el soldado alemán Werner Goldberg. En el año 1939 la edición dominical de un periódico, el Berliner Tageblatt, lo describió como “El soldado alemán ideal” y su imagen se utilizó en una campaña de reclutamiento de la Wehrmacht. Sirvió en el ejército alemán hasta 1940, año en que fue expulsado a causa de su apellido Goldberg, pues Werner Goldberg, el soldado alemán ideal, era de origen judío.
Captura del documental “Los soldados judíos de Hitler”.
Werner Goldberg brindando su testimonio.
Goldberg? Ese nombre… tu eres ario? [me preguntaron]
No sé lo que es.
Te digo que te levantes, ¡tú no eres ario!
Y yo [contesté]: tendré que preguntarle a mi padre.
Werner Goldberg recibió una educación luterana, no descubrió que su padre era judío hasta que el director de la escuela, miembro del partido nazi, entró a su clase y separó a los alumnos judíos de los arios.
[i Fui a casa y le pregunté a mi padre que era ario y que no era ario y todo eso, y él me dijo que sí, que nuestra familia era judía. Y le dije, tú no eres judío, y me dijo no, yo soy cristiano, me hice cristiano en 1902. Pero nunca hablábamos de eso, hablábamos de la historia judía y del antiguo testamento, pero claro eso era común con el cristianismo, pero nunca hablamos de la raza, de que raza íbamos a hablar?, éramos todos alemanes.[/i]
Ya en la adolescencia, Werner Goldberg no quiso unirse a las Juventudes Hitlerianas porque tenía que llevar una gorra y brazalete con la esvástica.
Estaba en los boy scouts, y en ellos funcionaba las Juventudes Hitlerianas. Un día me dijeron que tenía que ponerme la esvástica, yo dije que no, y entonces me dijeron que me tenía que ir.
Inevitablemente iniciada la guerra, Werner Goldberg formaba parte de la Wehrmacht; y como costumbre generalizada se hizo tomar una fotografía de estudio vistiendo el uniforme. Nada habría sido fuera de lo común si aquella fotografía suya no hubiera aparecido en un periódico de Berlín. El fotógrafo de su unidad militar había vendido aquella imagen.
Pensé que sería imposible que el fotógrafo vendiera mi foto para aquello, pero que podía hacer yo, tuve que dejarle hacerlo.
Con la guerra marchando al ritmo que imponía Alemania, en 1940 se solucionaron todas aquellas lagunas jurídicas que permitían a los mitad judíos servir en el ejército, lo cual significó licenciar a muchos de ellos. Pero a Werner Goldberg se le ofreció la oportunidad de permanecer en la Wehrmacht.
Sí, pero puedes quedarte si quieres me dijeron; entonces me acordé de las palabras de mi padre cuando decía: si nadie te quiere en un sitio, no te quedes ahí. Así que escuché la voz de mi padre y me fui.
Ya en la vulnerable vida civil, Werner Goldberg tuvo que rescatar a su padre hasta en tres ocasiones de la Gestapo.
Dos agentes de las SS cogieron a mi padre en el tranvía y se lo llevaron en una ambulancia que decía ‘Ambulancia de las SS’. Yo les dije que quería ver a mi padre, pero me contestaron que era imposible, que era prisionero de la Gestapo.
En Nochebuena, cuando todos los guardias estaban en una fiesta, Goldberg rescató a su padre de un hospital alemán que servía a la vez como centro de detención.
Resulta que ahí no había nadie, solamente una monja, y yo le dije me voy a llevar a mi padre, es posible? Bueno, usted verá [contestó]. Y lo metí a un taxi y me lo llevé a casa.
En abril de 1943, para celebrar el cumpleaños de Hitler, los líderes alemanes decidieron hacerle un regalo y liberar a Berlín de todas las personas con ascendencia judía que aun vivían en esta ciudad. El padre de Werner Goldberg volvió a ser arrestado y conducido al centro de detención de judíos ubicado en la avenida Rosenstrasse. Las familias de los detenidos se concentraron en el parque del otro lado de la calle a la espera de noticias de sus allegados, esta se consideró después la primera protesta que se hizo jamás durante el régimen nacionalsocialista.
“Una mañana en la que estaba yo ahí, me acerqué a un coche abierto de las SS, y en el asiento delantero iba un antiguo compañero de mi clase, me acerqué al cordón policial y le tomé del brazo y le dije: Gerhard gracias a Dios estas aquí. Qué pasa? -me dijo-; mi padre está aquí le contesté, me dijo que estaba de suerte porque él era el jefe ahí. Me dio su tarjeta y me dijo que le llamara por la noche. No puedo irme de aquí le dije yo, y me contestó que sí, que me fuera y que le llamara por la noche. Aquella noche le llamé y me dijo por teléfono que mi padre regresaría muy pronto a casa, y a la mañana siguiente ahí estaba”.
A excepción de su padre, toda la familia de Werner Goldberg pereció en el Holocausto. Tras la guerra, Goldberg intentó ayudar a sus vecinos en el nuevo periodo en que entraba Alemania; contribuyó a la reconstrucción de su barrio en Berlín, organizó un comedor popular con la comida que hurtaba al ejército soviético e incluso creó un cuerpo de bomberos. Más tarde participó activamente en la política alemana, luchando por la democracia y los derechos de las minorías. Llegó a ser concejal y fundó su propio partido político. Fue uno de los primeros impulsores de las leyes que proporcionaban reparaciones a los judíos y a otras comunidades que habían sufrido a manos del régimen nacionalsocialista.
Hasta su muerte en el año 2004, Werner Goldberg trabajó para potenciar la democracia en Alemania. Teniendo en cuenta todo lo que consiguió, tal vez sí que fuera el soldado alemán ideal.
Captura del documental “Los soldados judíos de Hitler”.
Fuente de la información e imágenes:
“Los soldados judíos de Hitler”. IBA, 2006. Transmitido por History Channel.